Ok, me parece que aunque haya cosas y traumas y problemas y cuestiones que superé ya hace años, hay momentos en lo que me siento como una hormiguita débil, impotente. Odio que mis ojos se posen en libélulas que vuelan muy alto y que no puedo alcanzar. Y lo mas triste, es que esa libélula nunca va a mirar hacia abajo y darse cuenta que acá hay una hormiga que quiere tenerla frente a sus ojos...
Y extrañamente, me doy cuenta de que esta sensación ya me es familiar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario