lunes, 6 de septiembre de 2010

Nothing else I can say


Sol, mar, y mucha paz. Realmente necesitaba este escape. Dios me habló con dulces palabras, abrazos, risas, y pude contemplar la luz de muchas almas. Todo el peso que cargan mis espaldas se sintió mucho mas liviano. Pude descansar. Ya no me es tan difícil esbozar una sonrisa.
Ahora, hay que mantener el bronce bien reluciente. A ver cuanto dura.

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